Apenas queda un puñado de días para que todo esto se acabe. Para dejar atrás el estrés, la rutina y la monotonía.
Ahora llega lo bueno: levantarse a las tantas, atiborrarse a helados, poner música a todas horas, salir a la playa, disfrutar del buen tiempo, sacar la ropa más bonita del ropero, ver películas de madrugada. Pasar días enteros con los amigos, aprovechar al máximo cada fiesta, no acostarte en tu cama, permanecer lo justo en tu casa, comer hasta que se te piquen las muelas, gastar dinero, comprar.
Calle, cine, olas, acampadas, sur. Salir, salir y salir.
Música alta, escándalo, luces, oscuridad, vasos, bebidas, carcajadas.
Sólo queda un último empujón y... a comerse el mundo.
¡Verano allá vamos!
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