¿Tu? la raíz de todo

Quisiste dejar una huella marcada en mí, y lo conseguiste... Pero no de la forma que esperábamos, pues para mí fue igual de inoportuno...

Pasaste a convertirte en lo más grande, en lo más importante para mí: En mi mejor amigo, mi hermano, mi segunda mitad. Tú me juraste que ibas a estar ahí siempre y que no me abandonarías -pues no parabas de decir que te importaba y que eras mi único amigo-. No parabas de repetir que me querías más que nadie y que el resto del mundo me perjudicaba... que todos querían hacerme daño y que si no hubiese sido por ti, estaría completamente sola. Y yo dudé, y, como una idiota, preferí seguir tus consejos, hacerte caso y convencerme de que tenías razón... pensar que la única persona que estaría ahí en cualquier momento serías tú.

Pero ¿Sabes? Me equivoqué. Te equivocaste... porque cuando peor me encontraba, me engañaste, me hundiste y te largaste para siempre.
Y cuando lo hiciste, cuando te alejaste de mí, dejaste algo atrás. Dejaste todas aquellas dolorosas palabras grabadas en mi mente y cambié por completo: Se esfumó la poca confianza que tenía en mí misma, me abandonó la autoestima, pasé a ser una persona sin objetivos en la vida, una persona sin alma, sin seguridad y sin fuerzas. Llegué a convencerme de que realmente estaba sola y que nunca encontraría a alguien como tú.
·Y es que no te imaginas la de veces que lloré por andar perdida en este puto mundo sin sentido. Sí, perdida... pues yo ya no sabía en qué rincón buscarme y los demás ni siquiera se habían dado cuenta de que andaba desaparecida.
·No eres consciente de la de veces que me cargué a la espalda kilos y kilos de culpabilidad innecesaria.
·No tienes ni idea de la cantidad de noches y días que desperdicié: porque el miedo estaba presente en cada lugar de mi mente o porque necesitaba una respuesta a todo lo que me estaba ocurriendo...
Además, para colmo, las sonrisas y la ilusión se habían puesto a jugar al escondite... aunque aquel juego comenzaba a no hacerme ninguna gracia.

Me metiste mas de mil ideas falsas en la cabeza. Me arrebataste la inocencia y en parte, la felicidad...
Y te aprovechaste de mi debilidad para apaciguar tu soledad. 

Pero aunque me costó, lo conseguí. Salí hacia adelante, cicatricé mis heridas, deje de llorar, sali a la calle, reí como nunca, comencé a alejar aquellas palabras tóxicas de mi mente y aquí me ves ahora: nueva, de vuelta a la vida, con ganas de comerme el mundo. 

Y sí, aunque yo sola he conseguido eliminar todas las espinas -que eran la parte más dolorosa y complicada- todavía tengo que arrancar de cuajo, la raíz de aquella semilla que una vez plantaste.
Me queda un gran trabajo que realizar, pero lo conseguiré porque me lo merezco. Y lo haré sin tu ayuda, sin tus palabras, sin tus falsos consejos y sin ti. Estaré bien, al lado de mis amigos de siempre (que por cierto, son los mejores) sí, aquellos falsos que -según tú- serían los primeros en dejarme de lado.
Continuaré con mi vida, con una sonrisa más grande de lo habitual en los labios. Y no cambiaré... o bueno, puede que un poco sí, pero todo aquello que odiabas de mí lo conservaré principalmente porque una persona sin defectos deja de ser persona; y tú lamentablemente te alejas completamente de la perfección. 

Ah, por cierto... gracias. A pesar de todos estos malos años que he pasado -en parte- por tu culpa, debo admitir que has conseguido algo bueno de mí.
 Sí. Gracias a ti,  ha fluido una vocecita entre todos estos años de silencio. ¿Y sabes lo que dice? Que no estoy sola, que nunca lo estaré, que tengo la fuerza de miles, que puedo ser de hierro, que tengo a los mejores amigos del mundo, que puedo lograr cualquier cosa que me proponga, que jamás volveré a autodestruirme, que valgo la pena y que la vida está para disfrutarla, para vivirla y para ser feliz.
PD: Ojalá algún día te pudras de la misma forma que yo lo hice... No por nada, simplemente quiero asegurarme de que no aguantarías los años que sobreviví yo, si te trasladaras a mi piel en un solo segundo de mi sufrimiento.