Hay días y días. Unos, amanecen soleados, coloridos y ruidosos mientras que otros, grises, mojados y lluviosos.
Hay días en los que nos levantamos con el pie derecho, y todo es perfecto: Sonríes desde que te despiertas, bailas sin motivo, cantas a todas horas y nadie puede impedir que no tengas ganas de comerte el mismísimo mundo. Sin embargo, de la noche a la mañana todo puede dar un giro de 360 grados, y, de repente cuando pensabas que se aproximaba un positivo cambio y que todo empezaba a ir hacia la dirección correcta, algo estropea tus planes. De pronto no tienes ganas de nada. Hoy toca un día de esos en los que no quieres ni si quiera relacionarte con los que te rodean. Hoy no cantas, ni bailas, y ni siquiera sabes lo que quieres. Es un día de esos en los que estás callada, triste y pensativa... e incluso te ronda por la cabeza la idea de que no vale la pena seguir con vida.
Ten paciencia, entre tantas nubes grises volverá a salir un esperanzador rayito de Sol... y hará que tu vida vuelva a llenarse de luz.
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