No. Ni se te ocurra decir que me
entiendes, que sabes por lo que estoy pasando o que me comprendes
como el que más. Porque no tienes ni idea.
Vale, sé perfectamente que tanto tú
como yo, tenemos problemas y no voy a afirmar que los míos se llevan
el primer puesto; tan sólo digo que mi clase de problemas no se
asemejan a los tuyos. Que no quiero que asegures que has pasado por
ahí cuando ni siquiera sabes lo que se siente.
Y sí, puede que alguna vez hayas
sentido todo lo que yo sentí, te hayas odiado de la forma más cruel
posible y hayas decidido desaparecer del mundo con todas tus fuerzas.
Puede que, en alguna ocasión, la
soledad se haya convertido en tu principal refugio, que te hayas sentido la persona más
incomprendida extraña y desafortunada que ha pisado este planeta o
que hayas decidido aislarte para saber con precisión qué es lo que
te ocurre.
Pero no, ni por asomo has pasado por lo
mismo que yo.
No voy resumirte lo ''fácil'' que ha
sido mi vida, y mucho menos a explicarte qué es lo que me pasa- más
que nada, porque no existen palabras para describirlo- y la única
forma de que lo entendieras sería a través de mi piel, de mis
pensamientos: La única forma de ello sería viviéndolo. Y eso,
amigo, no se lo deseo a nadie en este mundo.
Me he tropezado trescientas veces,
caído quinientas, pero me he levantado seiscientas más y sin ayuda
de NADIE. He luchado contra mí misma y contra mis propios
pensamientos sin que alguien supiera dirigirme hacia el camino
adecuado; y he sabido (casi) salir yo solita de todo esto. Porque
rendirse es de débiles, porque tengo fuerza suficiente para eso y
más. Porque yo puedo con todo lo que me proponga y porque nadie dijo
que la vida fuese fácil.
Así que no te atrevas a decirme que no
entiendo nada de esta vida, que no sé lo que son los problemas o que
me lo han dado todo masticado porque una vez más te equivocas.
¿Sabes? que lleve todos los días
puesta una sonrisa en la cara no implica que sea feliz, o que no
tenga problemas, (recuerda, es de héroes sonreír cuando el corazón
llora) aunque creas conocerme, no me conoces y detrás de todas
estas sonrisas hay camufladas un millón de lágrimas que tu jamás
llegarás a empatar. Así que no compares tus motivos con los míos,
ni intentes justificar que tu vida ha sido peor, no pretendas
convencerme de que mi situación ha sido más fácil y llevadera, ni
compares tu aguante con el mío, porque probablemente siempre acabe
ganando yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario