No lo entiendo, realmente no sé lo que ocurre... o bueno, quizás en el fondo si que lo sepa pero no quiera asimilarlo. Algo pasa, lo empiezo a notar.
Cada vez se van alejando un poquitito más de mí. Lo noto en sus sonrisas, en sus comportamientos, cuando están conmigo, e incluso cuando yo no estoy.
Y es que antes, la cuerda que nos unía era tensa, fuerte y resistente a cualquier situación que nos proporcionara la vida... pero ahora se ha vuelto débil y cada vez son menos las esperanzas de que dure para siempre. Puede que sea el tiempo y la madurez que juntas, han conseguido que cada uno de nosotros comience a crear su propio camino, formar su nueva vida, y en consecuencia, haya conseguido distanciarnos.
Vale lo sé, sé que están ahí, que seguirán ahí y que no se han marchado. Pero si ni siquiera se han ido y ya los estoy echando de menos, no quiero ni imaginarme cómo será cuando os hayáis marchado de verdad.
Tengo miedo. Miedo de que todo esto se estropee, de que cambie, de que se acabe, de que sea irrecuperable, de que nada vuelva a ser como antes. Miedo de no teneros ahí cada vez que se me apetezca, cada vez que quiera reir, soñar, gritar, decir tonterías, bailar, cantar, o compartir un simple y minúsculo momento a su lado.
Tengo miedo de quedarme sola.














Los quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario