Dio previo aviso de que iba a entrar, de que quería formar parte de mi vida... y yo dudé.
Una parte de mí decia que le dejara pasar, que solo era un estupido pensamiento pasajero, la otra decia lo contrario pues sospechaba de que podría llegar a ser peligroso.
Él aprovechó esa duda para seguir entrando poco a poco, para ir creciendo, para adueñarse de cada parte de mi mente, mi forma de pensar y de mi forma de actuar... hasta que consiguió formar parte de mi. Y desde ese momento no he conseguido ser la misma.


Esa vocecita que tiene, no se calla nunca y la verdad es que he llegado a creerme todo lo que dice. He llegado a  analizar cada una de sus palabras, convenciéndome de que tiene razón. Ahora es imposible arrancarlo. Es como algo más de mi ser. Una parte de mi cabeza que no puedo controlar, y un pedacito de alma que jamás volveré a recuperar. 
Y aunque tras muchas lágrimas derramadas y mucho dolor sufrido, haya conseguido ignorarle, aunque me haya librado de la mayor prisión que causaba en mí, sé que ha pesar de todos mis esfuerzos seguirá ahí.Y que por su culpa, - y por la mía, por haber dudado en un principio- no volveré a ser como antes. Y ¿Cuál es lo bueno de todo esto? Que lo tengo asimilado, que al menos sé que es irremediable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario