Me he dado cuenta que sin rechistar, sin apenas decir nada, sin protestar... he seguido la línea que ha sido marcada por mi vida.
He continuado por un camino que no he hecho yo. Una carretera sin desviaciones. Un camino difícil, complicado, y sin vuelta atrás.
Nadie me ha dado la opción de girar hacia un lado o hacia otro, pues todo se basaba en línea recta.
¿Y ahora? Ahora hay una desviación. Ahora puedo elegir un camino, puedo tornar hacia la derecha o hacia la izquierda. Ahora por fin, todo depende de mí.
Y si me equivoco... realmente no me importa. Porque si fallo en ésta decisión, por fin sabré que ha sido un error mío, una equivocación.
Si me arrepiento, o algo sale mal... me dará igual. Pues por fin sabré que la vida no me juega una mala pasada, por fin descubriré que lo puedo pasar mal no sólo porque mi futuro esté marcado así, sino porque he tenido derecho a equivocarme.
Por fin, me daré cuenta que las cosas no tienen que torcerse porque todo viene a por mí, sino por el simple hecho de que yo también puedo cometer errores.
Ahora que puedo elegir qué direccón tomar, no desaprovecharé la oportunidad de equivocarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario