Hoy, de nuevo, 29.
Para ser exactos, hoy es el cuarto desde que te marchaste.
Casi 4 meses de ausencia por tu parte... 4 meses sin volver a escuchar tus chistes, tus tonterías. 4 meses, sin volver a escuchar tu voz.
Sin ver tu simpática y alegre cara, sin tus regañizas y tus falsos enfados.
4 meses sin volver a recordar ése olor tuyo inconfundible. Sin volver a ver tus largas y grandes manos. Sin volver a ver tus ojos formados por esa mezcla verde y marrón tan peculiar.
4 meses en los que todavía, no me has dicho que te haga café... que me pellizques y te enfades cariñosamente por no haberle echado azúcar suficiente y que finalmente te rias al ver la expresión de mi cara al haberme creído tu numerito.
4 meses en los que no sonríes, no ríes, no caminas, no respiras, no vives.
Después de 4 meses, sigo esperando que toques la puerta de nuestra casa, que llames al movil, o que nos des un silbido desde la montaña. Y esque, después de 4 meses, todavía sigo esperando una respuesta que provenga de tí.
Todavía, después de 4 meses, sigues sin dar señales de vida. La razón está clara.
Pero la razón sobre el motivo por el que te fuiste no.
Día tras día, me hago la misma pregunta mientras te lanzo un pequeño e incluso insignificante beso. Cada día te recuerdo, como esa persona que a pesar de todos sus problemas, siempre siguió adelante sin mostrar ni tan siquiera un pequeño rasguño de dolor. Sin duda, un gran ejemplo a seguir.
Tú, tan grande tanto por dentro como por fuera... sigues siendo grande. Sinceramente, siempre lo fuiste.
Y más ahora. Pero con una diferencia: ahora pesas demasiado, consigues que tengamos que respirar de la forma más honda que jamás habíamos hecho, haces sentirnos completamente vacíos, nos haces suspirar.
Icluso haces que nos duela el corazón. ¿Parecía imposible verdad?
Pues no, tu lo has conseguido. Y esque a pesar de tu ausencia, de que te hayas marchado sin dar motivos, explicaciones o sin rechistar... sigues aquí.
Sigues en cada furgón blanco, cada café, en cada lágrima que brota por ti, en cada pensamiento y en cada corazón de los que te añoramos.
Pero sobretodo... sigues en esos 6 ojos que dejaste atrás. 6 ojos que no lucen el mismo brillo de antes, pero que te pertenecen. Tú, sigues en 3 personas marcadas por una despedida inesperada. Tú, sigues en tus tres hijos.
Y como no, en el de toda tu familia, tus amigos, y en las personas que te quisieron y te quieren.
Porque en estos 4 meses, he descubierto que en el fondo, ni te has marchado ni te marcharás nunca.
A pesar de que no te oiga y no te vea. Mi corazón, al igual que el de otros muchos más de 100 corazones te sienten.
Y mientras eso ocurra, no te marcharás.
Nunca te lo dije, pero te quisimos, te quiero, y cómo no, te queremos.
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