Para los demás es simplemente una estupidez, pues no se han puesto en mi lugar, ni han estado en mi piel.
Ellos no lo entienden y la verdad, es que pongo en duda que quieran hacerlo... pero no es fácil de vivir ni de superar. Es un reto en el que debes, pero no puedes pedir ayuda.
Es como ser víctima y estar atrapado en tí mismo; como si estuvieses dividido en dos partes completamente diferentes, perdido, donde las lágrimas siempre ganan a las sonrisas.
Esa parte, te manipula diciéndote cómo debes actuar, cúando debes llorar, cuándo no reir, cuándo no participar. Y poco a poco, te va apartando de la libertad, la confianza en tí mismo, la felicidad y la esperanza... hasta que consigue cambiarte por completo y convertirte en alguien completamente diferente a tu verdadero tú.
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